La crisis energética en Bolivia está alcanzado niveles sin precedentes, con consecuencias falaces que afectan tanto a la economía como a la vida cotidiana de sus ciudadanos. Un ejemplo de ello es que cada vez, con más frecuencia, se utilice el sol peruano como unidad de cambio en la frontera. Para Álvaro Ríos, exministro de Hidrocarburos de Bolivia, el país altiplánico enfrenta un “agujero negro energético” que ha llevado a una dependencia creciente de las importaciones de combustibles y a un desabastecimiento generalizado. Este fenómeno, que comenzó a gestarse hace años, se ha intensificado debido a la falta de exploración de nuevas reservas de hidrocarburos y a un modelo económico estatista que ha marginado al sector privado. Pero, al igual que Perú, los bolivianos tienen unas elecciones a la vuelta de la esquina.
La cuestión de Bolivia
¿Qué está pasando en Bolivia?
Acá en Perú, hace buenos años atrás, le llamaban el ‘milagro boliviano’. Y venían acá y pregonaban el ‘milagro boliviano’. Pero este milagro tenía un comenzó gracias a la enorme cantidad de reservas de hidrocarburos que se descubrieron hace 25 o 30 años atrás. En ese entonces, se hallaron cerca de 18 o 19 trillones de pies cúbicos de gas, con bastante petróleo condensado asociado.
Y esto comenzó a venderse a Brasil por el contrato que teníamos por 20 años. Y en ese interín vino el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) del expresidente Evo Morales, que con el modelo del socialismo del siglo XXI comenzó a cambiar contratos, romper la seguridad jurídica y nacionalizó, lo puso todo bajo el control de la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
¿Y qué sucedió con las empresas privadas en el país? ¿Desaparecieron?
Bueno, las empresas que habían hecho la inversión no les quedó más que quedarse porque las reservas estaban descubiertas. Con el paso del tiempo, estas reservas se han ido utilizando. Esos 19 trillones de pies cúbicos ahora son 1,5 trillones de pies cúbicos. Y entonces nos hemos comido, diremos, una reserva enorme, casi 1 trillón de pies cúbicos por año en la exportación a Brasil, en la exportación a la Argentina y también en el mercado interno, ¿no? Y también petróleo condensado que se producía con el gas natural.
El año 2015 se produce el punto de inflexión cuando las reservas, la producción boliviana comienza a caer. Ese año, el país exportaba 6.100 millones de dólares en gas, GLP, condensado y otros productos menores. Pero poco a poco hemos comenzado ya a importar cada vez más diésel, cada vez más gasolina, y ahora estamos comenzando a importar GLP, porque antes exportábamos GLP a Perú, exportábamos GLP al Paraguay.

¿No es normal que un país importe parte de las energías que consume?
Le voy a dar unas cifras. Este año vamos a importar 90% del diésel, 60% de la gasolina y básicamente vamos a comenzar a importar GLP en unas pequeñas cantidades que año a año van a ir aumentando. ¿Y por qué? Porque no se ha explorado. Porque el Estado ha tomado bajo su rienda suelta toda la actividad económica en el país, incluyendo la de hidrocarburos.
El Estado ha dejado a YPFB, que es la estatal petrolera, que explore y no ha explorado ni ha descubierto reservas, y se las ha usado. Si yo me proyecto al año 2029, el país va a necesitar importar 6.000 millones de dólares entre gasolina, diésel, GLP y gas natural, porque en 2028 vamos a comenzar a importar gas natural, probablemente a la Argentina. En 15 años hemos pasado de un país que exportaba 6.000 millones de dólares al año a uno que importará esa misma cifra.
Pero eso es ingresar a un laberinto sin salida.
Eso es lo que yo llamo el agujero negro energético boliviano. Se está devorando a la economía boliviana. La gran importación de diésel y gasolina ha drenado las reservas internacionales de Bolivia. En el año 2015 teníamos en dinero 15.000 millones de dólares y el Estado, el MAS, ha gastado mucho en proyectos estatales. Ha ido drenando las reservas, se han reducido los recursos económicos, y se ha sumado la importación de combustibles, lo que ha llegado al punto de que hace dos años el país ha comenzado a desabastecerse. Es decir, han comenzado los primeros síntomas de desabastecimiento.
La crisis de Bolivia en la frontera con Perú: migración y tipo de cambio
¿Cómo se ha traducido la crisis de Bolivia en la situación transfronteriza con el Perú?
Cada vez veo más bolivianos que quieren irse o ya se han ido. Sin duda estamos llegando al modelo venezolano o cubano, donde el boliviano no ve futuro, no ve esperanza, no ve dónde trabajar. Entonces el boliviano felizmente no está en Cuba, porque en Cuba tienen que nadar. Aquí lo que van a comenzar a hacer es cruzar las fronteras. La Argentina ya ha hecho una alerta sobre este tema.
Vienen elecciones. Bolivia es un país pequeño. Se puede cambiar el modelo económico bastante rápido. Ya lo hemos hecho en 1985 y ojalá los bolivianos no tengan que ir a sufrir a los países vecinos, como por ejemplo los venezolanos, que han llegado al Perú, donde aproximadamente hay 1,5 millones de venezolanos.
¿Existe un riesgo de que se incremente la migración boliviana hacia el Perú?
Definitivamente. El modelo económico boliviano se tiene que cambiar, yo diría, en 180 grados. Hay que crear seguridad jurídica; hay que atraer inversión privada en minería, tal como hace el Perú. Muchos critican acá en Perú, pero yo quisiera poner a un peruano en Bolivia y ver cuál es la concepción de un Estado empresario, ¿no? Es decir, tener a un Petroperú, por ejemplo, en todos lados: en minería, en litio, y un Estado que no decide y no hace buenas decisiones empresariales.
Lo que es de todos dicen que es de nadie. Felizmente, están las elecciones a la vuelta de la esquina y eso todavía crea un poco de esperanza en la gente. Pero si el plan que tiene que venir va a ser un plan de ajuste, será duro, difícil. Se viene un crudo invierno para Bolivia y lo que es peor, no tienen energía para calentarse.
El crudo invierno boliviano: un sol peruano que abriga
¿Han visto los bolivianos una salida en el sol peruano?
Por supuesto. En la frontera, el boliviano [moneda de Bolivia] ha sido estable por mucho tiempo, desde 1985 hasta hace aproximadamente dos años, cuando ha comenzado a faltar la divisa, o sea, el dólar en particular. Entonces, la gente inmediatamente corre y se refugia en el sol peruano, que es muy estable. No recurre al peso argentino porque es inestable. También utilizan algo de moneda brasilera y chilena, pero principalmente la frontera comercial que hay entre Bolivia y Perú, especialmente en el altiplano boliviano, se refugia mucho en el sol.
Básicamente, utilizan la moneda peruana para comerciar.
Esto del tipo de cambio es muy duro para el contrabando a la inversa. Imagínense un litro de gasolina. El tema del subsidio no lo hemos tocado. Se han subsidiado los hidrocarburos por 20 años, lo que ha dado baja inflación, pero no es sostenible. Un litro de gasolina en este momento, al tipo de cambio del mercado, vale 3,72 bolivianos. Si usted divide eso entre 18, que es el tipo de cambio actual, sale US$0,20 por litro. Si usted cruza la frontera al Perú, le están pagando US$1,10 por litro.
Es decir, el contrabando da 90 centavos por litro. Un camión de 25.000 litros, en una pasada, saca US$22.500 del país. Este tránsito, con el tipo de cambio y el subsidio desfasado, está haciendo que el contrabando llegue a los combustibles con más fuerza, y no solamente a los combustibles, sino a todo lo que producimos, como aceite, arroz y carne, que están subsidiados.
¿Y el gobierno boliviano no ha hecho nada al respecto?
El Gobierno de Bolivia, en una mala política, ha cortado las exportaciones de carne, de soya, de aceite comestible y de arroz para abastecer. Sin embargo, estos productos salen por las fronteras de contrabando. Hay exportación de contrabando. Han cortado la exportación legal para fomentar la ilegal, que no genera ningún beneficio al país, porque el dinero se queda en manos de quienes hacen el contrabando. Es una política económica perversa.
El presidente Luis Arce, quien ha manejado la economía del país durante 15 años como ministro de Economía y 5 años como presidente, tiene que reconocer que su modelo económico estatista, ese socialismo del siglo XXI, no funciona y solamente genera pobreza.
El fin del milagro boliviano
¿Y de qué manera la crisis energética de Bolivia ha escalado a sectores, como el de salud y educación?
Para que me entienda. Al no tener energía, la actividad económica se está contrayendo. O sea, imagínese que un señor que conduce un camión tiene que esperar tres o cuatro días por combustible, por diésel, en unas enormes filas que hay en todo el país. Y ese transportista no puede llevar productos de exportación, no podemos importar libremente con fluidez. Esto está impactando en la cadena de suministro de alimentos, medicamentos, maquinaria y repuestos necesarios para el país.
Imagínese que hay municipios que no pueden recoger la basura porque no hay diésel para los camiones. Y esto es porque el Estado ha asumido esta responsabilidad y ha marginado al sector privado de la actividad de abastecimiento de combustibles en el país. Entonces, este impacto ya se siente en toda la cadena, deteriorando aún más, mucho más rápido, la economía del país, porque el país está desabastecido y un país sin energía no tiene economía. Es imposible.
En economía, todo está conectado. Y las energías son un sector clave.
La gente sale a las 22:00 o 23:00 horas de la noche para hacer colas por gasolina. No pueden ir a trabajar, no hay micros para transportar a los trabajadores como debería funcionar. Básicamente diríamos que estamos “cubanizados” en el sector energético boliviano, y eso está causando malestar entre los bolivianos, quienes no solo están viendo afectada su economía, sino también su integridad moral. Hacer largas filas por comida, combustible o medicamentos no es digno en este siglo XXI. Felizmente hay una elección en dos o tres meses más, y esto es lo que está calmando, digamos, un poco las aguas de la gente, que está cansada. El modelo económico boliviano, basado en el Estado empresario, es el problema.

¿Cómo ha impactado esto en sus indicadores de pobreza?
Los indicadores todavía no han salido a la luz, pero sí los podemos observar. O sea, podemos ver la cantidad de empresas que se están cerrando en este último año, que es cuando la crisis ha llegado a su peor punto. El impacto primero que podemos identificar es en el tipo de cambio. Bolivia tenía un tipo de cambio oficial de 6,96 bolivianos por dólar. Actualmente está en 18, y sube cada día, el dólar frente al peso boliviano. Es decir, un poco hemos llegado a la situación que tenía Argentina, porque el país gasta más de lo que gana.
Esto ocurre porque el sector privado ha sido marginado de forma drástica de la actividad económica en áreas como comunicaciones, energía eléctrica, litio, hidrocarburos, entre otras, que están completamente en manos del Estado. La actividad privada en Bolivia está prácticamente limitada al comercio, un poco de agricultura en Santa Cruz y algo de minería privada.
¿Cómo se traducen estos problemas en narcotráfico y minería ilegal de oro?
En un país donde la actividad formal disminuye porque la economía no funciona, lo informal comienza a funcionar. Entonces, tenemos mucha minería informal del oro y minerales raros. Hay mucho en la zona del Chapare/Cochabamba, donde se aloja el expresidente Evo Morales. Es una zona donde no entra la policía, no entran los militares. No es mi rubro, no lo conozco a profundidad. Yo soy más del área energética, pero en esas áreas hay un corporativismo que es lo que nosotros llamamos y que no funciona a la par con la economía.
Perú también tiene un poco, Ecuador también tiene un poco, Bolivia no es el único país. Pero, en la medida en que va subiendo gente a la pobreza, la gente se va al narcotráfico, se va a la minería ilegal, se va al contrabando de combustibles, al contrabando de comida, y es algo muy natural, es subsistencia.
China todavía no pone sus ojos en Bolivia
Otro desafío que tenemos por estos días en la región es la irrupción de las inversiones de China.
Los chinos son bastante pragmáticos, encuentran países con seguridad jurídica como el Perú. Por eso han hecho el puerto de Chancay acá y por eso invierten en Luz del Sur. En Bolivia no hay inversión china. Lo que hacen las empresas chinas, estatales y privadas, es asociarse y contratar con el gobierno de Bolivia para hacer construcción de represas, caminos, puentes, obras de infraestructura, pero no invierten. No es que vayab a invertir como en el puerto de Chancay. Los chinos son muy pragmáticos, no van a ir a buscar inversiones a Bolivia, un país donde no hay seguridad jurídica, donde no se respetan los contratos.
¿Y ha sido positiva, digamos, desde su punto de vista, esta experiencia?
Yo voy a decir que la mayor parte de los contratos que se han entregado a empresas chinas han tenido muchos problemas. Falta de pago para los subcontratistas, y no se ha tratado muy bien a los empleados en Bolivia por parte de las empresas chinas. Yo voy a decir que no todas, pero una gran mayoría de las empresas chinas han ido a lucrar de la construcción boliviana basada en contratos con el Estado. Yo creo que un 80% positiva, y un 20% negativa, pero como le digo, solo como socios.
Elecciones en Bolivia en 2025: ¿una lección para Perú en 2026?
¿Qué es lo peor que podría pasar en Bolivia, si no se cambia de modelo?
Convulsión social. Voy a emular un país: Sri Lanka, que está viviendo un reciente estallido porque se ha quedado sin energías y sin divisas para importar medicamentos, alimentos, porque necesitamos importar. Entonces, hay un grupo de gente que está trabajando en un plan económico para ponerlo a implementarlo a partir del 2026, cuando básicamente se tomaría el mando, un nuevo modelo. Hay que darle vuelta totalmente. Lo de Bolivia es reciente, pero hay que cortarlo. Hay que mirar cómo hace el Perú, que dentro de los profundos problemas que tiene, los problemas de Bolivia son mucho peores.
En Bolivia, el presidente del Banco Central está al servicio del poder político de turno. Entonces, le han metido mano a los fondos de pensiones, se han gastado buena parte de los ahorros de los bolivianos. Los fondos están diezmados para los que se van a jubilar. Acá, en Perú, tenemos buenos ejemplos a seguir: Osiptel, Osinergmin, el Banco de Reserva del Perú. Ustedes aquí en Perú dicen que tienen una justicia perversa, pero la nuestra está totalmente al servicio del poder político de turno.
¿Se podría comparar la situación actual de Bolivia con la de Perú en los años 80?
Sí, bastante. Se está asemejando a eso. Estamos ya dos años en un en un pozo, en un pozo profundo, energético. Los jóvenes, probablemente, no se acuerdan de que en Perú había una hiper inflación, no había comida, los peruanos se iban, no había desesperanza hasta que el país llegó una estabilidad, y esta estabilidad hay que mantenerla.
Y es muy importante la institucionalidad. Por ejemplo, el presidente del Banco Central del Perú, Julio Velarde, mantiene la solidez financiera. En cambio, en el gobierno del MAS han intervenido todas las instituciones. Instituciones similares al Osinergmin y al Banco Central de Reserva del Perú han sido intervenidas en Bolivia y manoseadas por el gobierno del MAS, lo que las ha dejado sin ninguna institucionalidad. Todo se maneja desde el poder político: empresas estatales, Poder Judicial, el Poder Electoral. Todo eso tiene que cambiar.

Nosotros, aquí en Perú, también tenemos una elección presidencial a la vuelta de la esquina.
Le voy a dar una recomendación al Perú: primero, no cambien de modelo económico. No entran al modelo estatista, porque eso no sirve. No funcionó en la Argentina, no funciona en Venezuela, no funciona en Cuba, no ha funcionado en Bolivia. El milagro boliviano fue un espejismo. Lo que les voy a recomendar es que no descuiden el área energética. Importar energía cuesta mucha plata. El Perú se beneficia ahora del gas de Camisea, pero el gas de Camisea no es eterno. Y yo veo con preocupación que no se está trabajando con anticipación en una exploración para reponer esas reservas.
Cada día se van mermando esas reservas, y la exploración dura mucho tiempo. Y encima el Perú tiene unas condiciones muy estrictas para invertir en el ámbito de lo que es el papeleo burocrático. Entonces, cuando toquen mañana o de aquí a diez años, está a la vuelta de la esquina cuando Camisea comience a declinar. ¿Entonces qué pasa? Hay que importar gas natural. Hay que importar energía. Cada vez están importando más petróleo, más GLP y eso, sin duda, pone un freno a la economía. Por eso, la exploración de hidrocarburos no debe descuidarse. Los hidrocarburos van a seguir jugando un rol fundamental, especialmente el gas natural, en los próximos 50 años.
¿Puede el Perú caer al mismo agujero negro que Bolivia?
Sí. El Perú no puede darse el lujo de importar todas sus necesidades energéticas. Es más, hay un gas de Camisea que tiene un buen subsidio versus una nueva exploración. Entonces hay que trabajar. Hoy, los nuevos líderes que vengan y que quieran manejar el Perú tienen que tener en mente que el Perú no es solamente minero, también es gasífero y petrolero. Tienen que producir más petróleo para abastecerse, porque importarlo implica que las divisas se van fuera del país. Importar gas natural les va a doler mucho.
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